Es importante en esta época de crisis sacarle el lado bueno a todas las cosas, ya que no abundan las noticias de carácter optimista. Y una de estas formas positivas de ver lo que nos rodea tiene como protagonistas a los electrodomésticos de nuestro hogar. Hace unos años era muy común que si una lavadora, o una nevera daban problemas ni nos planteásemos el llamar a un técnico.
Comprar un electrodoméstico nuevo no era demasiado problema ya que las financiaciones permitían pagar en varios meses. Por otro lado los técnicos eran demasiado caros y muchas veces no compensaba arreglar el aparato roto. Se entró en una espiral de consumo desmedido y al primer fallo del producto éste se descartaba y se compraba otro más moderno.
Porque eso también ha sido un factor importante: la tecnología avanza de tal forma que si hoy compramos, digamos un horno de limpieza por el sistema de pirólisis, que nos dicen es lo más de lo más, mañana aparece otro que a mayores incluye programación por voz y que dejaba nuestro aparato anticuado casi antes de que lo hayamos siquiera enchufado.
Un consumo más razonable.
Pero ese ritmo de consumo no era razonable ni sostenible en ningún sentido. La situación económica es otra y ya nadie quiere gastar dinero innecesariamente, ni pagar más cosas cada mes por simple capricho. Cada vez son más las personas que opta por conservar sus electrodomésticos para que duren años dando un buen servicio. Y para esto son esenciales las reparaciones.
Los servicios técnicos oficiales y los técnicos independientes han tenido que ajustar sus precios debido a la crisis y sus tarifas son ahora mucho más asumibles y razonables. Incluso algunos de ellos ofrecen tarifas planas para reparaciones del hogar, una especie de seguro que cubre el costo de las visitas y los presupuestos necesarios.
Además la oferta es mucho más amplia y no es complicado encontrar a un buen profesional que ofrezca confianza y precios justos. Reparar un lavavajillas que tenga poco tiempo de uso puede dejarnos el aparato listo para seguir trabajando durante varios años por mucho menos de lo que nos costaría comprar uno nuevo.
Hágalo usted mismo
Pero de igual manera que hemos cambiado nuestra forma de pensar y ya no tiramos con tanta facilidad nuestros caros aparatos, también podemos cambiar la mentalidad respecto a cómo repararlos y preocupamos de conseguir nosotros mismos los recambios necesarios al mejor precio. Incluso podemos realizar nosotros las reparaciones más sencillas, que no precisen de la intervención de alguien cualificado.
En Internet podemos encontrar tutoriales, popularmente conocidos como vídeos de “hágalo usted mismo”, muy buenos para enseñarnos a realizar los cambios más sencillos. En YouTube abundan los vídeos explicativos para sustituir fácilmente las piezas más accesibles de todo tipo de electrodomésticos.
Y por supuesto también podemos seleccionar tiendas de máxima confianza donde encontrar un gran surtido de recambios para todo tipo de marcas y aparatos como por ejemplo Recambios Ral, una de las mejores que conozco. Para comprar tus recambios sólo tendrás que saber la marca y el modelo del aparato.
No olvides que para trabajar con estos aparato debes de desconectarlos siempre de la red eléctrica y que si no tienes experiencia y la reparación es complicada puede salir más barato dejar que lo arregle un profesional.
Un medioambiente mejor
Además de cuidar nuestra economía optando por reparar nuestros aparatos y no por tirarlos, también estaremos ayudando a conservar el medioambiente. Los aparatos desechados son una fuente de contaminación muy importante. Los puntos limpios en ocasiones se hayan saturados con tantos electrodomésticos que muchas veces son complicados de reciclar.
Además mucha gente sin conciencia de cuidar la naturaleza, los abandona en descampados e incluso en campos o playas causando un grave daño al ecosistema. Por fortuna cada vez son más las casas de electrodomésticos que recogen el aparato usado a la vez que llevan a casa el nuevo.
Otro problema de los electrodomésticos en materia de contaminación son aquellos aparatos que no funcionan correctamente. Una puerta de nevera o congelador que no cierre bien hará que éste consuma mucha más energía, pues causará una subida en la temperatura interior que se compensará con un mayor trabajo del motor.
Arreglar esto puede ser tan sencillo como cambiar el sello o goma de la puerta. Es una reparación sin complicaciones que cualquiera puede hacer con tan solo un destornillador y el recambio adecuado y no solo ahorrarás energía, sino que tus alimentos estarán más seguros y menos expuestos a involuntarias contaminaciones.
Y recuerda que para que estos aparatos tengan una larga vida y no tengamos que realizar reparaciones innecesarias es fundamental utilizarlos correctamente y mantenerlos siempre limpios y con los cables en perfecto estado.
Reparar nuestros electrodomésticos es claramente una decisión inteligente para ayudarnos a ajustar nuestros gastos y para ayudarnos a cuidar un planeta que necesita de todo nuestro respeto para que tanto nosotros como los que vienen, detrás podamos disfrutarlo en las mejores condiciones.