Todo lo que está sucediendo con la energía fotovoltaica y las nuevas normas que quieren impedir o dificultar al máximo la construcción de hogares que se autoabastecen de electricidad, no hacen más que confirmar el enorme potencial de esta fuente de energía limpia y renovable.
Cuándo tanto empeño se pone en intentar evitar el avance de una energía renovable, ecológica y que cada vez resulta más barata no es difícil imaginar que lo que hay detrás son los intereses económicos de las multinacionales de la energía eléctrica temerosas de perder su parte del pastel, que no es precisamente mínima.
Las placas fotovoltaicas cada día son más competitivas
Si al principio era el elevado coste de las placas fotovoltaicas lo que dificultaba que la energía solar pudiera ser una de las principales fuentes de electricidad en un país como España en el que las horas de luz solar son muy abundantes, este problema se ha ido diluyendo con el paso del tiempo.
Los paneles fotovoltaicos han bajado mucho de precio y se prevé que su bajada pueda ser mayor en breve plazo, por lo que ya sería competitivo construir centrales que aprovecharan la energía del sol para crear electricidad mediante este método. Por no hablar de aprovechar las ya existentes que se están tratando de destruir por todos los medios.
Y, sobre todo, sería muy competitivo instalarlos en todos los edificios para autoabastecerse de energía eléctrica ya sea de forma total o de forma parcial.
Atrévete a imaginar un mundo mejor
Las placas fotovoltaicas nos permiten soñar con un mundo mejor, con un desarrollo mucho más sostenible y con una economía más responsable. ¿Cuánto dinero se ahorrarían los gobiernos si los edificios públicos fueran capaces de producir su propia energía? Seguro que mucho más que con algunos de los recortes con los que nos han castigado últimamente.
¿Cuánto ahorrarían los ciudadanos si sus edificios tuvieran placas solares que les permitieran tener agua caliente de forma muy barata? ¿O incluso calefacción? Sería sin duda un gran alivio para muchas economías que están aguantando tremendas presiones.
Pero sobre todo ¿Cuánto bien se le haría al planeta al dejar a un lado en gran parte, los combustibles fósiles? Pero todo eso asusta a las grandes empresas eléctricas.
No olvidemos a dónde van a trabajar muchos de nuestro políticos cuándo abandonan sus puestos de responsabilidad en el gobierno. Nadie quiere morder la mano que le da de comer, sobre todo cuando lo hace de una manera tan generosa y descarada.